Siempre he sido muy enfática en
decir que la eterna búsqueda de libertades para la mujer, no debe partir de un
tipo ideal de mujer, o sea la búsqueda de la libertad no debe partir desde una
opresión. De allí parte mi molestia cuando quieren imponer un tipo ideal de
mujer. Ya sea la súper explotada que nos venden en la tele o es el deseo que
deriva de algún germen africano que nos incita a la voluptuosidad, o de aquella
que pone su intelecto por encima, muy por encima de su cuerpo, flotando en la estratósfera
y no está alienada –no sabemos cómo-. (A
veces deformando los ejemplos se hacen más visibles)
Por lo tanto no encuentro
libertad cuando se exige un tipo de mujer específica, peroo en este ocasión voy
a criticar algo que he observado, no para que se deje de hacer –por favor- sino
para que nos revisemos, una especie de tócate interno. Yo no sé si responde a
cierta displicencia propia de mirar lo masculino –que siguiendo las reglas
anteriores, no son iguales, hay diferentes
formas de ser y vivirse hombres- pero a veces hay conductas socialmente
asignadas, intrínsecas, trabajadas por ese género, que he visto que las mujeres
reproducen y no me huele bien. Explico, la libertad no es la posibilidad de
hacerse a semejanza del hombre, o sea todo lo que hace el hombre que no estuvo
permitido para nosotras, no es la libertad. Me molesta y me hace dudar de
nuestra potencia que escojamos por libertad todo lo que ha podido hacer el hombre,
todas sus formas, sus vicios y virtudes, y veamos allí el epítome de la libertad.
Aparte de que en la construcción del género masculino también está la
reproducción del patriarcado –uy no, que diría mis amigos posmodernos- copiarlo,
aunque pasemos de ser la victima al victimario, no debe ser una lucha
feminista, o sea – recuerda la libertad Karina- pueden hacerlo pero la verdad es que copiar las formas del hombre, no parece
ser así al ojo por ciento liberación femenina. Repito cada quien entiende por
libertad, feminismos, lucha, reivindicaciones lo que quiera –reconciliándome con
mis amigos posmodernos- pero creo, que reproducir prácticas que nos oprimieron,
solo porque ahora puedo ser yo la que oprimo, me hace sentir parte de las ideas
menos trabajadas del mundo del feminismo.
Está mal no porque yo me quiera
meter en su vida privada, sino que la libertad no debería de ser el reflejo de
las formas de concebir el poder, el relacionamiento, etc desde el hombre. Si se
supone que estamos en un proceso de reconocimiento, de exploración, de búsqueda
de libertades, se supone que la mirada es hacia adentro, obvio que también es
en relacionamiento con el exterior, pero no vas a utilizar como guía libertaria
la vida del hombre.
Venimos entonces ahora nosotras a
copiar ¿formas socialmente construidas?, creyendo que hacer lo que los hombres
hacen, es tener libertad, y no otra cárcel más donde posiblemente no nos
encontremos. Cuando digo formas espero que no crean que son
formas de andar o de sentarse.
Soy nueva como socióloga y los
sociolog@s no me leerán, así que le escribo a todo la/ el que me quiera leer, fácil,
resentido y libre.
Pd: creo que reproduje, lo que
critique sobre las formas de ser mujer, pero uno tienen su corazoncito también.
PD: Me he dado cuenta que soy
todo lo que critico desde mis “posturas posmodernas” cuando hablo de feminismo.
La verdad no sé cómo combinarlo.