martes, 25 de noviembre de 2014

Masculinizando la libertad

Siempre he sido muy enfática en decir que la eterna búsqueda de libertades para la mujer, no debe partir de un tipo ideal de mujer, o sea la búsqueda de la libertad no debe partir desde una opresión. De allí parte mi molestia cuando quieren imponer un tipo ideal de mujer. Ya sea la súper explotada que nos venden en la tele o es el deseo que deriva de algún germen africano que nos incita a la voluptuosidad, o de aquella que pone su intelecto por encima, muy por encima de su cuerpo, flotando en la estratósfera y no está alienada –no sabemos cómo-.  (A veces deformando los ejemplos se hacen más visibles)
Por lo tanto no encuentro libertad cuando se exige un tipo de mujer específica, peroo en este ocasión voy a criticar algo que he observado, no para que se deje de hacer –por favor- sino para que nos revisemos, una especie de tócate interno. Yo no sé si responde a cierta displicencia propia de mirar lo masculino –que siguiendo las reglas anteriores, no son iguales,  hay diferentes formas de ser y vivirse hombres- pero a veces hay conductas socialmente asignadas, intrínsecas, trabajadas por ese género, que he visto que las mujeres reproducen y no me huele bien. Explico, la libertad no es la posibilidad de hacerse a semejanza del hombre, o sea todo lo que hace el hombre que no estuvo permitido para nosotras, no es la libertad. Me molesta y me hace dudar de nuestra potencia que escojamos por libertad todo lo que ha podido hacer el hombre, todas sus formas, sus vicios y virtudes, y veamos allí el epítome de la libertad. Aparte de que en la construcción del género masculino también está la reproducción del patriarcado –uy no, que diría mis amigos posmodernos- copiarlo, aunque pasemos de ser la victima al victimario, no debe ser una lucha feminista, o sea – recuerda la libertad Karina- pueden hacerlo pero la verdad  es que copiar las formas del hombre, no parece ser así al ojo por ciento liberación femenina. Repito cada quien entiende por libertad, feminismos, lucha, reivindicaciones lo que quiera –reconciliándome con mis amigos posmodernos- pero creo, que reproducir prácticas que nos oprimieron, solo porque ahora puedo ser yo la que oprimo, me hace sentir parte de las ideas menos trabajadas del mundo del feminismo.
Está mal no porque yo me quiera meter en su vida privada, sino que la libertad no debería de ser el reflejo de las formas de concebir el poder, el relacionamiento, etc desde el hombre. Si se supone que estamos en un proceso de reconocimiento, de exploración, de búsqueda de libertades, se supone que la mirada es hacia adentro, obvio que también es en relacionamiento con el exterior, pero no vas a utilizar como guía libertaria la vida del hombre.
Venimos entonces ahora nosotras a copiar ¿formas socialmente construidas?, creyendo que hacer lo que los hombres hacen, es tener libertad, y no otra cárcel más donde posiblemente no nos encontremos.   Cuando digo formas espero que no crean que son formas de andar o de sentarse.  
Soy nueva como socióloga y los sociolog@s no me leerán, así que le escribo a todo la/ el que me quiera leer, fácil, resentido y libre.
Pd: creo que reproduje, lo que critique sobre las formas de ser mujer, pero uno tienen su corazoncito también.

PD: Me he dado cuenta que soy todo lo que critico desde mis “posturas posmodernas” cuando hablo de feminismo.  La verdad no sé cómo combinarlo.