Te diré algo querid@, y solo para regocijarme en mi desazón. Las uvas
del vecino siempre fueron para ti más apetecibles, las flores lejanas siempre pensaste
tendrían mejor olor, las montañas que en tus sueños divisabas como las más imponentes,
hoy se convierten en ese montículo de arena que tienes debajo de tus pies, desde
el cual divisas mejores uvas y flores mucho más bellas. Y yo creo, que es tu amor a la búsqueda lo que
te hace pintarle a las cosas lejanas odas de belleza, no me creas, pero nunca
vi, ojos tan ausentes como cuando
estuvieron en presencia de eso que alguna vez desearon, pero como los vi brillar
cuando divisaban nuevas cosas que deseaban amar.
Tú, etern@ viajer@ que nunca apreciarás
el destino donde te encuentras por soñar con viajar. Tú y tu amor al deseo ha
de hacerte caminar por paisajes hermosos que quizás nunca nadie desde tan
remotos sitios llegará, muy a mi pesar nunca los podrás apreciar cuando por
ellos estés, porque en ese momento tu mirada ya estará muy lejos de allí,
saboreando uvas que no son aquellas que vas pisando sin darte cuenta al pasar,
y que tanto deseaste alcanzar un día.
Lamentablemente las cosas
bellas que te esperan nunca serán bien apreciadas porque no es que su belleza no
sea tal, es que tus ojos ya estarán divisando otras más y mejores.
Amor mío no confundas amor
con deseo.
¡Oh viajer@ deseos@ del próximo
destino! no busques compañía porque ella cargará con el mismo futuro de aquellas
uvas y flores que una vez vistas dejan de ser lo que una vez fueron ya que tú empecinada
búsqueda te hará nuevamente, buscar ¡Oh Viajer@ cuanto marchita tú presencia!
Pronto llegarán a ser las
estrellas y no las uvas y las flores las que ocupen tus pensamientos, que por
ser tan lejanas siempre conservaran su belleza. Que la vida te depare grandes viajes
y cuando ya cansad@ de lo que humanamente puedas alcanzar, solo vivas de las estrellas
que nunca podrás tocar, quizás para entonces tú también te marchites, pero
cuanto habrás caminado viajer@.
¡Oh viajera! ¡Oh viajero! Que
triste es el puerto debajo de tus pies. Qué triste el destino cuando se
llega.
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