La independencia puede ser vista o abordada desde diferentes aristas,
desde lo económico hasta psicológico. Cuando la mujer pasó a luchar por su presencia
en lo público, se enfrentó a la independencia, por lo menos pública, teniendo
contacto con el exterior sin intermediarios,-en algunos países “privilegiados”-
pero siempre ha tenido por supuesto trabas, externas e internas.
En nuestro país la violencia delincuencial ha pasado a ser una gran
traba. Sabemos que la violencia delincuencial afecta a hombres y a mujeres,
incluso mucho más a los hombres en el caso de los homicidios. Pero me he topado
con miedos propios y prestados de muchas mujeres que no quieren salir a la calle, solas. Si no están acompañadas,
de novios, hermanos, tíos, primos, si no cuentan con alguna presencia masculina,
no salen.
La mujer en Venezuela se vive vulnerable en muchos aspectos, pero este
aspecto en particular puede convertirse en un retroceso en los espacios
ganados. Que no podamos salir a caminar,
que tengamos miedo de montarnos en algún taxi. Salir a la calle de noche siendo
mujer se ha convertido en una especie de Misión Robinson, y obviamente nosotras
en unas osadas.
Estamos volviendo a los tiempos donde las mujeres para salir de su casa
se tenían que casar. ¿Qué mujer con esta inseguridad quiere vivir sola? ¿Qué
mujer le dice a una amiga para salir a las 10 de la noche a tomar tranquila? Algunos
pueden ver esto como una exageración, porque la inseguridad para algunos solo
es una “sensación”.
Pero para mí que soy una osada y que me niego a una cárcel por casa, es
la sensación que me da, cuando transito por las calles nuestras, es la
experiencia de conversar y observar. Cada día más las mujeres se recluyen en su
casa y solo salen con compañía masculina.
Esta es una mini-protesta, porque quiero caminar sola por la calle o
con amigas. Quiero que cualquier mujer salga a las 8 de la noche de su casa a
pasear su perro. Quiero que se puedan tomar un café a las 9 de la noche donde
quieran. Quiero que caminen sin miedo por las calles.
Salir a la calle se ha convertido en un acto de valentía, no quiero ser
valiente, quiero disfrutar mis calles, sin que esto sea una proeza.
Otra vez mis vaginalidades histéricas
sin interés.
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